viernes, 30 de septiembre de 2016
Nuevas notas sueltas (II)
Traducir es echarle un pulso al autor. Ya sabes quién va a ganar, pero te gusta ver cómo saca músculo, le tiemblan las sienes y comprobar que, aunque venza, tú has sido necesario para su victoria.
* * *
En España, uno de los países más al Oeste de Europa, nos encanta un linchamiento como los del otro Oeste, el salvaje. Un periodista ha sido condenado a pagar 20.000 € por insultar a un político, y hoy corren por las redes muchos y más acerados insultos de los partidarios de este contra aquel. Si todos los que lo insultan fueran condenados a la misma indemnización, el periodista ese se haría no rico, riquísimo.
* * *
Recibo tantos libros que solo en abrir los sobres se me va la vida. Menos mal que algunos, eso sí, me la devuelven.
* * *
Hoy he presentado una factura, y cuando me han dicho que la pagarán la semana que viene he pensado que me había equivocado de género y que lo que había escrito era en realidad ciencia ficción.
* * *
Todas las ciudades son Troya. Caballos, los coches de alquiler, los autocares, los aviones, los trenes.
jueves, 29 de septiembre de 2016
Nuevas notas sueltas
Vencer al calentador de agua apagado y salvaje: meter en sus entrañas la llama como una lanza de punta de pedernal en el vientre de un mamut. Hoy es hace diez mil años. No dibujo esto en la pantalla: es en la pared de la cueva donde lo escribo.
* * *
En manos de un editor doblado de narrador, la novela de las pesquisas para localizar al titular de un copyright puede ser superior al libro que se quiere editar.
* * *
Estoy reescribiendo el mundo. Ya voy por la letra B.
* * *
Salvada una pequeña salamanquesa que se había colado en casa, creo que he cambiado el curso de la vida en el planeta. No, no se extinguieron los dinosaurios. Pero si es así, ¿entonces soy yo el que no existe?
* * *
Una fiesta mudable, el año no empieza en enero sino con la primera lluvia de septiembre. Hoy se ha bautizado: se llama Otoño.
* * *
Cuando los conciertos tardan mucho en empezar, la esperanza que te queda es que los músicos hayan tenido la dignidad de ahorcarse con las cuerdas de sus guitarras.
* * *
Escribir "global" por "mundial" y tener cabeza de chorlito es todo uno.
* * *
Hay personas que no fallan, siempre infalibles en el error.
miércoles, 28 de septiembre de 2016
martes, 27 de septiembre de 2016
Francia, junio de 1913
La editorial Fórcola ha publicado con prólogo de Ignacio Peyró y traducción de Amelia Pérez de Villar unas estupendas Crónicas de la Primera Guerra Mundial de Rudyard Kipling. Yo he vertido para la ocasión un poema del autor de "Si" que abre el volumen. Se trata de un centenar de versos en torno a la vieja enemistad de Francia con Inglaterra, pero también un canto a sus alianzas y destinos comunes. Dejo aquí algunos versos del tramo medio de la composición:
Cada una en la copa de la otra
vertimos sangre y lágrimas mezcladas,
alergias brutales, vastas esperanzas,
miedos intolerables: todo lo que ensució o sazonó
la vida por mil años. Más allá
de la necesidad de someter a prueba,
probada nuestra igual en todas partes,
oh compañera, ¡qué grandeza
la nuestra en el transcurso de los siglos!
lunes, 26 de septiembre de 2016
En Cosmopoética
El martes 27 de septiembre hablaré de Juan Eduardo Cirlot en el homenaje que con motivo de su centenario se celebrará en Cosmopoética. Toda la información, aquí.
domingo, 25 de septiembre de 2016
El vuelo de la ceniza
No conozco a Joan Payeras (Palma, 1973). Acaso su nombre me suene
vagamente como poeta, pero no he leído nada de lo que ha publicado anteriormente:
tres libros de poesía en castellano y algún relato. En catalán, en la mallorquina Sloper, acaba de salir
su poemario El vol de la cendra en
edición bilingüe, El vuelo de la ceniza.
Y me ha gustado: trataré de seguir leyéndolo en cualquiera de las dos lenguas. Destacaría
los poemas 6, 15, 17 y 21. El primero de estos, que trata del descubrimiento de
un libro, dice así:
Avui he vist un
home amb un llibre.
Tan sols ens
separaven unos pocs metres,
i jo provava
d’endevinar el títol,
o reconòixer a un
autor
a la fotografia en
blanc i negre,
però hi havia els
caps, i les motxilles,
i la pols
aixecant-se
com una boira
aferradissa.
No li he demanat.
El sol s’amagava,
com un infant que
juga entre les runes.
Hoy he visto a un hombre con un libro.
sólo nos separaban unos pocos metros,
y yo intentaba adivinar el título,
o reconocer a un autor
en la fotografía en blanco y negro,
pero estaban las cabezas, y las mochilas,
y el polvo levantándose
como una niebla pegadiza.
No se lo he preguntado.
El sol se escondía,
como un niño que juega entre las ruinas.
sábado, 24 de septiembre de 2016
Un poquito de autobombo
Salió este verano en Babelia la crítica doble que Ángel Luis Prieto de Paula escribió de la novela póstuma de Cirlot y de mi biografía sobre el barcelonés. Si alguien está interesado, he aquí el enlace.
viernes, 23 de septiembre de 2016
Londres
Pádraic Ó Conaire
Hace ya más de un año que no volvemos por Londres, ciudad a la que le va bien ese falso plural como el de los Madriles, por los muchos distintos que alberga. La última vez fuimos a un porrón de conciertos, uno de los cuales fue de Paul McCartney. Lo recordé la otra noche mientras veía el muy recomendable documental sobre The Beatles Eight Days a Week. El mismo fin de semana estaba leyendo un libro importante para la prosa irlandesa del siglo XX, sobre uno de tantos emigrantes, irlandeses o no, que llegaron, y llegan, a la vasta urbe. Aquí, la impresión del protagonista:
“Londain arís! An
chathair mhór uafásach úd atá ag síorshíneadh na ngéag leis na daoine atá i
bhfoisceacht na gcéadta míle di á tharraingt chuici dá mbuíochas, agus lena
ndéanamh ina cosúlacht féin, lena slogadh, lena n-alpadh, lena n-athchumadh.”
“¡Otra vez Londres! Aquella espantosa metrópolis que está de
continuo extendiendo sus ramas con la gentes que se avecindan en ella por
cientos de miles, y que se lo agradecen, y a las que hace a su semejanza, devorándolas,
engulléndolas, transformándolas.”
Deoraíocht (Exilio, 1910), de Pádraic Ó Conaire (1882-1928)
jueves, 22 de septiembre de 2016
El amor de Efraín Huerta
La nueva editorial Ultramarinos, bajo el impulso de Julia Echevarría,
Unai Velasco y Víctor Balcell, ha comenzado con paso firme publicando pocos
pero selectos títulos. No se me ocurre mejor manera de empezar. Uno de los títulos
con los que se estrena el proyecto es Los eróticos y otros poemas, del
mexicano Efraín Huerta (1914-1982). José Emilio Pacheco escribió en un
texto que se incluye junto a otros como apéndice en esta ejemplar edición: «Nunca
antes había llegado El Poeta a una subversión tan radical del discurso poético,
a una degradación tan alegre y tan dolorosa de la entrañable, de la amada poesía.
En su inmediatez, su agresividad, su desacralización, en su empleo magistral de
todo lo grotesco y lo absurdo que deforma nuestras vidas, El Poeta critica la
realidad al criticar lo que es más suyo: la poesía.»
No es solamente poesía amatoria. También están
presentes las ideas comunistas de Huerta, que se quedó en un tris de venir con
el grupo de mexicanos que en 1937 recorrió España en plena guerra civil. Todos
conocemos los desastres del comunismo, pero habría que ser completamente
insensible para no reconocer las tropelías que este denuncia. En una serie de
poemas escritos en Cuba, Huerta dedica uno a Roberto Fernández Retamar sobre un hotel,
"El Colony":
Los siniestros tycoons con cara de zapato pecoso
lo planearon y construyeron para su alcohólico week-end
Costó una escamita de la serpiente Wall Street
En los "Poemínimos, algunos entrecortados hermanos del
epigrama, como "Ay poeta", fechado en 1969, donde la autoironía se mezcla
con el alcance social y político:
Primero
Que nada:
Me complace
Enormísimamente
Ser
Un buen
Poeta
De segunda
Del
Tercer
Mundo.
"Redil", "Recado" o
"Desconcierto" son buenas muestras también de este tipo de poesía, en
la que no se agota la varia riqueza de este libro, editado con prólogo de
Emiliano Delgadillo, y que puede ser una excelente puerta de entrada para uno
de los grandes poetas de México.
miércoles, 21 de septiembre de 2016
Un pulso
Traducir es echarle un pulso al autor. Ya sabes quién va a ganar, pero te gusta ver cómo saca músculo, le tiemblan las sienes y, aunque venza, tú has sido necesario para su victoria.
martes, 20 de septiembre de 2016
Relatos turbadores
Relatos, que no historias, las de este libro, porque para que alcancen esa condición de lo turbador, el efecto desasosegante, es importante no solo el suceso en sí sino sobre todo la manera de contarlo, de relatarlo: la elección de palabras, modos, elipsis, que un buen narrador ha de emplear para conseguir la justa temperatura y cocción de una materia prima que, sí, ha de ser buena en origen pero puede malograrse con una manipulación indebida.
Valeria Correa Fiz debuta en el género con La condición animal (Páginas de Espuma), pero no es bisoña: hay mucha sabiduría narrativa aquí, del primer cuento al último. No importa que en aquel, "Una casa en las afueras" se produzca una inverosímil aparición de "una rubia oxigenada" porque la sorpresa está en otra cosa; no importa que en este, "Criaturas", haya un argumento de fondo, una situación, que recuerda a Los pájaros (más que a la película, a la novela corte de Daphne du Maurier que la inspira), pues lo sustantivo es otra cosa. Bellísimo, delicado y de maquinaria de reloj suizo -copiada en el Japón- es "Las invasiones". Breve, desvaído, adivinado como uno de los acertijos anglosajones del Libro de Exeter que gustaban a Borges, "El mensajero".
Una voz interior que toma las riendas de la vida de un protagonista, diferentes pulsiones que van de la violencia al sexo. Todo ello con el común denominador del mundo animal, que es decir bajo el imperio de los instintos. De lo salvaje e indómito. Y problemas de identidad, que esto es patrimonio único de los humanos salvo en esos casos de cachorros huérfanos a los que cría una madre postiza para congratulación de los que asisten como espectadores del milagro en un vídeo.
Correa Fiz se fija en el envés de las cosas, en las grietas que se abren en lo ordinario, y presenta sus invenciones con un lenguaje preciso y a la vez sugerente que gana acaso con sus argentinismos. Analizar estos relatos es tarea de críticos; un lector que comenta no debe más que resaltar su calidad y compartir -aquí lo hago- el descubrimiento.
lunes, 19 de septiembre de 2016
Hojas retoñadas
La palabra hojarasca alude a una masa informe de hojas desprendidas, muertas. Pero este libro póstumo de José Luis Parra (Madrid, 1944-Valencia, 2012) está lleno de vida, aunque sea una vida otoñal, que sabe que se apaga. Seleccionados por Susana Benet de los aproximadamente 500 haikus que escribió Parra, vienen a completar cabalmente la imagen de un poeta del que aún queda algún inédito: Estación Poesía publicará en su número 9, de invierno, uno espléndido gracias a los buenos oficios de la propia Benet. El libro incluye, además, una cuarentena larga de poemas breves, más o menos con la forma de la tanka.
Agudo observador, Parra sabía capturar la magia de lo cotidiano, así fuera en una calle o en casa o el bar (donde llegó a pasar muchas horas que quedan aquí fijadas en no pocos de estos versos). Ya en la primera página, este pequeño milagro sorprendido:
En el mercado,
revuelta con la compra
luz regalada.
Lo transitorio de todo, como esa hojas del título que lucieron lozanas en los árboles y ya son materia para el rastrillo o el escobón cuando no para la incuria de la descomposición, muestra su fea cara en este otro haiku:
¡Qué bello día!
Pero no se detiene
aquí, hoy, ahora.
La amargura es un destilado que Parra bebía a grandes dosis, y se nota en muchas de las composiciones, donde el beber no es un reino sino un exilio, o donde la aparente salvación es en realidad una amenaza:
No huyas, conejo.
Tiene tu madriguera
boca de hurón.
No obstante, hay refugios: el amor y una ternura que atemperan la acritud de otros momentos. Cierro esta breve nota, que quisiera ser una recomendación de lectura, con una tanka muy hermosa:
Marco tu número
con dedos ateridos.
Es muy temprano.
¡Qué cálidos de pronto
al entrar en tu sueño.
Como se ve, con su tensión con esa cernudiana lucha entre realidad y deseo, está muy en la línea de lo que sugiere el título de su imprescindible antología en la misma editorial Renacimiento: Cimas y abismos (2012).
domingo, 18 de septiembre de 2016
Una entrevista
Hablé hace unos días con José Antonio Muñoz, de Onda Regional de Murcia, acerca de la biografía de Cirlot. Se puede escuchar aquí.
sábado, 17 de septiembre de 2016
Tartesia linda
Juan Ramón Jiménez amó Sevilla, y precisamente de una seguidilla en la que unía los nombres de su localidad natal y de la capital hispalense procede el título de este libro -estupendo- de la experta en JRJ Rocío Fernández Berrocal:
Como soy de Moguer
y de Sevilla,
canto mis ilusiones
por seguidillas.
Por seguidillas
canto mis ilusiones,
Tarsesia linda.
Y a recorrer Sevilla con el poeta se dedica en las 164 páginas de este libro editado por la Biblioteca de Estudios Sevillanos del ayuntamiento de la que JRJ llamó "capital lírica de España". Como se ocupa convenientemente de espigar la autora, el moguereño llevó su experiencia sevillana (aquí fue estudiante) a no pocos lugares de su gran obra. Por ejemplo, hace cien años, en 1916, escribió unas "pájinas sevillanas" cuando pasó por Sevilla en compañía de Zenobia Camprubí para embarcar embarcar desde Cádiz a Nueva York en la travesía que daría lugar a Diario de un poeta reciencasado. En una de ellas, le dice a Zenobia: "A Sevilla le echo los requiebros / que te echo a ti."
Tras la primera parte, en que reconstruye la biografía sevillana de JRJ, Martínez Berrocal desglosa las paradas de ese paseo, a modo de guía literaria: la Casa de los Artistas, en la calle Feria, la machadiana calle Dueñas, la casa natal de Bécquer, la plaza Nueva con el Hotel Inglaterra, la Giralda... Cuando el calor afloje recomiendo seguir este itinerario aun a riesgo de comprobar lo mucho que se ha perdido desde las estancias del poeta en Sevilla, pero con la seguridad de que en lo sustancial se trata del mismo paisaje, transfigurado en los versos y las prosas del libro.
viernes, 16 de septiembre de 2016
El 8, ya
Ya a punto de aparecer, el número 8 de Estación Poesía. Habrá presentaciones en:
29 de septiembre, 19:30 h., CICUS, Sevilla.
4 de octubre, 19:30 h., La Central de Callao, Madrid
23 de noviembre, 20 h., Centro Cultural María Victoria Atencia, Málaga.
jueves, 15 de septiembre de 2016
Camba da la nota
He disfrutado de lo lindo con la recopilación de cónicas musicales Tangos, jazz-bands y cupletistas de Julio Camba que Pedro Ignacio López ha reunido para Fórcola. El humor inteligente es marca de la casa, como cuando en 1908 Camba escribe esto que es y seguirá siendo tan actual mientras los defensores de las esencias sigan erre que erre: "El agarrao acaba de pasar a la historia. Un alcalde bizcaitarra, considerándolo un baile centralista, ha dictado un bando prohibiéndolo. Realmente, en el baile agarrao el agarrao no es el baile, sino el bailarín. El bailarín es el que se agarra y, hasta ahora, a nadie se le había ocurrido que el acto de agarrarse a una mujer más o menos opulenta pudiera constituir un acto político o una profesión de fe. ¿En dónde están las intenciones políticas del agarrao? ¿En las manos que agarran? ¿En las morbideces agarradas?"
miércoles, 14 de septiembre de 2016
Las grietas del Tiempo
Mi lectura de Don Quijote en Manhattan, la segunda novela de Marina Perezagua. (La presentación en Sevilla será hoy 14 de septiembre a las 21 h. en la librería La ExtraVagante, donde mantendré una conversación con la autora).
martes, 13 de septiembre de 2016
"Frente a la tumba de P. B. Shelley"
En De lo poco de vida (Visor, colección Palabra de Honor), el mexicano Marco Antonio Campos rinde homenaje a varios poetas (Fernando Pessoa, Alí Chumacero...). Uno de los poemas que prefiero del libro es el que tiene como protagonista a Shelley. Aquí, sus últimos versos, junto con una fotografía que tomé hace muchos de la citada tumba en el bellísimo cementerio romano donde están también enterrados Keats y, de otro siglo y país, Gregory Corso:
Dónde hallar sus palabras que hizo nuestras:
libertad y poesía, rebeldía y sueño.
Al lado de su tumba crece altísimo
el ciprés, con su ramaje austero,
donde a diario los pájaros le hablan
del sol de Italia y de Inglaterra triste.
lunes, 12 de septiembre de 2016
domingo, 11 de septiembre de 2016
Cogiendo moras
El pasado 30 de agosto se cumplía el tercer aniversario de la muerte de Seamus Heaney. Por casualidad, y a cuenta del mes que finalizaba, Ignacio Peyró compartió la víspera en Facebook un vídeo en el que el poeta irlandés recitaba este poema. Me apresté a traducirlo:
COGIENDO MORAS
A finales de agosto, si la lluvia
y el sol se mantenían una semana entera,
las moras maduraban. Al principio
una tan solo, un coágulo púrpura
que brillaba entre otras, rojas, verdes,
duras como un nudo. Te comías
esa primera, y su carne era dulce
como vino espesado:
la sangre del verano estaba en ella,
dejando manchas en la lenga y un ansia
de recogerlas. Luego las rojas se entintaban,
y el hambre aquella nos mandaba
con cántaros de leche, tarros
de mermelada y latas de guisantes
allí donde las zarzas arañaban
y la hierba desteñía nuestras botas.
Los circulares campos donde el heno,
los maizales y surcos de patatas
recorríamos, cogiéndolas
hasta colmar las latas, con su fondo
tintineante ya cubierto por las verdes,
y encima ardían foscos goterones
como un plato de ojos. Nuestras manos
iban acribilladas de pinchazos
de los espinos, y las palmas
estaban pegajosas
como si fueran las de Barba Azul.
Como un botín guardábamos las bayas
frescas en el establo; pero llena
ya la bañera, encontrábamos un sarro,
un hongo gris de rata devorando
nuestro escondrijo. El jugo
además apestaba. Una vez fuera
del arbusto, los frutos fermentaban
y se agriaba la carne que fue dulce.
Qué ganas de llorar. No era justo.
que todos los hermosos botecitos
olieran a podrido. Año tras año
deseé que se conservaran;
supe que no lo harían.
Las fotografias que ilustran esta entrada proceden del muro de Cordelia Ní Fhearraigh, que las tomó en Donegal hace unos días.
sábado, 10 de septiembre de 2016
Lectura de Kostas Vrachnos
Leo últimamente mucha poesía griega, entre la cual destacan los libros de la colección Romiosyne que Juan José Tejero cuida con tanto acierto. En Encima del subsuelo de Kostas Vrachnos (Kalamata, 1975) hallo este poema en prosa, que bien podría ser un microrrelato. En la traducción del propio Vrachnos y de Juan Vicente Piqueras:
LA POESÍA HOY
Un poeta baja la basura antes de llevar sus poemas al editor. Pero se equivoca y, en vez de tirar la bolsa con la basura, tira la de los poemas. Luego va al editor y se la deja. Al cabo de dos días le llama el editor entusiasmado.
viernes, 9 de septiembre de 2016
Dos versos de Philip Levine
So, go ahead, worship the mountains
As they dissolve in dust
Por lo tanto, adelante, rinde culto a las montañas
mientras se convierten en polvo
(Traducción de Juan José Vélez Otero del poema "Our Valley", "Nuestro valle")
jueves, 8 de septiembre de 2016
Apuntes sueltos
Una palabra perfecta porque ella misma suena
arcaica, como aquello a lo que se refiere: otrora.
***
Riego. En el jardín de al lado, un hombre le está
contando lo de Caperucita a su hija: "¡Es el lobo! ¡Bandido!" Y me
quedo embobado oyendo el cuento hasta que el césped se anega.
***
Cuántos tienen la paciencia de redactar sus
memorias y qué pocos se atreven, en un momento de resolución, a escribir su
vida.
***
Einstein tendría que haber escrito esto: 100 metros
no es lo mismo para un hombre de 22 años que para otro de 81, por la misma
razón que 40 grados a principios de julio no son los mismos que en septiembre.
***
Estos números en los termómetros que ya no parecen
temperaturas sino calibres de armas de fuego.
***
Canturrear es mejor que cantar. Es, con hambre y
sed de música, el pan y el agua humildes de los pobres de voz y de oído.
***
Estoy escribiendo una nota sobre una poeta
argentina y me sorprendo de haber escrito esto: "Es profesora de las universidades
de Buena York y Nuevos Aires".
***
En poesía, lo curioso es que habiendo tenido la
oportunidad de leer quijotes a muchos se les descacharen los sesos y se pongan
a escribir novelas de caballerías.
***
Soy agnóstico, no creo en ningún milagro posterior al siglo XII (y esto
por razones estéticas). Pero mucho menos creo en la nueva fe que hace arrojar
patrañas e insidias sobre los santos. En esto soy ateo.
miércoles, 7 de septiembre de 2016
El Shakespeare de Bryson
Va, aparentemente, en su contra el no venir firmada por un académico ilustre. Pero Bill Bryson es ameno, divertido cuando hay que serlo, y sagaz. De las biografías de Shakespeare publicadas en España es una de las más recomendables, aunque apareció hace ya algunos años y me temo que quizá esté agotada (pero esto es cosa de comprobarlo por el interesado, que igual se lleva una feliz sorpresa).
A menudo semeja un gran reportaje periodístico, por el tratamiento ligero que no impide el rigor, y se beneficia de algunas entrevistas con expertos como Stanley Wells o las curadoras de la Biblioteca Folger, en Washington, que es donde se conservan más ejemplares del Primer Folio con las obras del Bardo que en ningún otro lugar del mundo. Y no cae en el sensacionalismo de arropar a ninguna de las teorías, algunas claramente lunáticas, que abogan por ese prurito de contradicción extremo: que Shakespeare no fue Shakespeare (o al menos, no el autor de las obras por las que lo conocemos).
La extensa biografía de Peter Ackroyd es más detallada y quizá inigualable en lo que concierne a la historia de Londres; otros libros recientes son también buenas introducciones. Pero la virtud de esta de Bryson es paralela a la del público de las obras de Shakespeare en vida de este: una audiencia variada e incluso vulgar que no necesariamente ha de ser cortesana, vale decir universitaria. La traducción del argentino Andrés Ehrenhaus, quien también ha vertido la poesía de Shakespeare, es fluida y se lee con agrado; las citas en verso, sin embargo, son otro cantar: traducirlo con rima como él hace es un tour de force, del que no siempre se puede salir indemne.
martes, 6 de septiembre de 2016
Cirlot en Cosmopoética
Ayer se anunció el programa de este año de Cosmopoética, ya en su decimotercera edición. Me cabe en suerte hablar de Juan Eduardo Cirlot el próximo día 27, en uno de los homenajes que se rinden en el festival. Toda la información, aquí.
lunes, 5 de septiembre de 2016
Octava anáfora
Empezó siendo buena, y ya es muy buena. La asturiana Anáfora, de creación y crítica, ha llegado a su octavo número en perfecto estado de revista. Su sumario lo promete, y lo confirma la lectura de las colaboraciones. Espigo el encantador soneto de Víctor Jiménez "Un sabor del pasado", el delicado "Almendro en flor" de Lola Mascarell, el viajero "Mariposa, CA" de Ángel Talián (adelanto de su libro El sol sobre la nieve, cuya publicación en realidad ha coincidido con la de Anáfora), los descarados y aún actuales epigramas de Marcial con traducción y nota de Andrés Gutiérrez Temiño, el recuerdo de Nina Anghelidis de un soneto de Borges, con su variante... Pero hay más, incluidas las pesquisas de Rodrigo Olay sobre unos poemas osiánicos (digo esto por Macpherson y lo que puedan tener de mixtificación, o no, como él analiza). En fin, que da gusto ver cómo las revistas, pese a su prefijo de repetición, son siempre nuevas y no vistas sino por ver.
domingo, 4 de septiembre de 2016
Turia, 117
Parece una dirección: el nombre de una calle con su número. En todo caso, una calle en la que están avecindados muchos escritores: con relatos, artículos, entrevistas, poemas, reseñas críticas, tienen aquí domicilio, entre otros, Ana Blandiana, Sofía Castañón, Mercedes Cebrián, Ramón Eder, Rafael Espejo, Álvaro García, Guadalupe Grande, Gabriel Insausti, Clara Janés, Luisgé Martín, Eloy Tizón, Fernando del Val...
En mi apartamento de tres piezas (las páginas 391-3) me ocupo -"Testimonio hipnótico"- de Yoro, la primera novela de Marina Perezagua (quien este mismo mes, por cierto, publica una de temática y tono bien distintos, pero prueba igualmente de su talento).
sábado, 3 de septiembre de 2016
Corteza de abedul
Ha habido que esperar seis años a que Antonio Cabrera publicara un nuevo libro de poemas, después de Piedras al agua. Ya antes había publicado En la estación perpetua (Premio Loewe, 2000 y Premio Nacional de la Crítica), Tierra en el cielo (2001) y Con el aire (Premio Ciudad de Melilla, 2004). Su obra fue antologada no hace mucho en Montaña al sudoeste, en la colección "de las rayas" de Renacimiento y con prólogo de Josep M. Rodríguez.
Corteza de abedul es un hermoso libro, en el que la reflexión no es árida sino cordial y traída por la contemplación del mundo. En este sentido, es muy pertinente la cita de Théophile Gautier situada en la jamba del volumen y que no requiere traducción: Je suis un homme pour qui le monde extérieur existe.
Citar todos los poemas destacables de Corteza de abedul sería una tarea parecida a la de elaborar su índice. Con todo, cómo no fijar la atención en unos cuantos. Así, "Palmera solitaria": "Ahí la tienes. // Más segura que tú, que balbuceas / delante de su aplomo." Esa observación vegetal, con el tiempo cíclico de la naturaleza en el que se enreda el instante del hombre, al que a la postre se le apela con dos imperativos, tiene un nexo con el bellísimo "Los espinos" de Cernuda. Especialmente en la última estrofa, Cabrera recuerda al poeta sevillano: "Tú aún no lo eres / pero el paisaje sí, él ya le es fiel / y da un paso de luz retrocediendo en torno. / Pon distancia también para estar dentro. / Contémplala, respira."
Lo vegetal es una constante, y en el minimalismo de "Estudio de albaricoques en un plato" se presenta así de deslumbrante: "Fruta, tierna verdad, / verdad abrupta, // con qué silencio cae / sobre ti / esta exigente afirmación, // la luz del día." También lo animal se adentra en la espesura, como en "Evocación del marjal": "...Y el cormorán en vuelo / el golpe de sus alas impulsaba la aurora- / era la diurna lealtad. Qué suerte / haber estado allí. No atentido: atendiendo."
Antonio Cabrera dedica muchos poemas a amigos, deja manar una cordialidad que es acorde, sintonía. Aunque gaditano de Medina Sidonia (1958), es uno de los poetas que en la región valenciana llevan años haciendo una obra sosegada, pensativa, que presta atención a la naturaleza. Francisco Brines es el maestro, pero alrededor de él qué poesía tan maravillosa la del último Vicente Gallego o la de este autor de Corteza de abedul, que nos deja cavilosos y con los ojos abiertos, que como el granado en flor de uno de sus poemas "Vive para la pulcritud y la entereza, pero no busca aleccionar."
viernes, 2 de septiembre de 2016
Elogio de la geometría sagrada
Heberto de Sysmo (seudónimo de José Antonio Olmedo López-Amor) ha publicado un libro de poesía que ostenta como subtítulo el encabezamiento de esta entrada; como título, La flor de la vida. Es un libro singular, que incluye las glosas de David Acebes y las ilustraciones de Vanesa Torres.
La tesis de la obra, que la observación de la realidad confirma, es la correspondencia de lo exterior más amplio con lo pequeño e interno, esa identificación, por ejemplo, entre los canales de la luna y el dibujo de la huella digital. Es convencimiento antiguo, expresado de muchas maneras en lugares y tiempos distintos. Así lo expresa el autor de La flor de la vida en estas estrofas que abren uno de los poemas:
En la soledad perimetral del cuadrilátero
se inscribe como axioma una sospecha;
tenían razón los que desde el esoterismo y gnosticismo
plantearon que la geometría era sagrada,
que poseía un dualismo de relevantes vínculos
entre Naturaleza, Matemáticas y Realidad.
Es cierto que los números nos acercan,
en fórmulas, operaciones, grados,
desde la vasta inmensidad del Universo
hasta la infinitesimal composición de un átomo.
Hay aquí, símbolos matemáticos, comentarios sobre el número pi, ecuaciones, logaritmos, muchas apelaciones a la cosmología y los simbólico. Con todo, dejando a un lado el enorme acervo libresco que sustenta toda esta visión, que a uno le hace evocar títulos de Schuon, Coomaraswamy, Capra o Guénon, está la desnudez de la intuición no intermediada que se manifiesta en este haiku de Heberto de Sysmo:
Flor de la vida,
otorga tu perfume
sin jeroglíficos.
jueves, 1 de septiembre de 2016
Palimpsesto, 31
Con Francisco José Cruz al frente, y con la coordinación editorial de Rosario Acal y el diseño de Carmen Herrera Romero, la revista Palimpsesto alcanza su número 31. Cuando desde tantas instituciones públicas se dilapida el dinero en bobadas de diverso cuño, la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Carmona (Sevilla), sigue sacando una publicación unánimemente reconocida como de lo mejor que se ha hecho en poesía hispanoamericana durante las últimas décadas.
En esta entrega, destacan los poemas del peruano Alonso Ruiz Rosas, que es además entrevistado por Cruz; del colombiano Jorge Cadavid; de la sevillana Inmaculada Lergo; del granadino Virgilio Cara; del sevillano Jesús Aguado; del mexicano Mayco Osiris Ruiz. Se ofrecen además las muy buenas versiones de poemas del húngaro György Faludy a cargo de Alfonso Martínez Galilea y un artículo de Carlos Germá Belli sobre Rubén Darío. Lo más emocionante, con todo, son por su carácter póstumo los poemas del también peruano Eduardo Chirinos, muerto este mismo año, pertenecientes al libro de próxima aparición Naturaleza muerta con moscas. Como escribe en uno de ellos Chirinos, "A pesar de todo la muerte hace su trabajo".
El libro que acompaña a la revista es, en este caso, Poemetos de Alma Rubens y otros poemas, del cubano José Manuel Poveda (1888-1926), con prólogo y selección de Milena Rodríguez.
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