
lunes, 31 de enero de 2011
La República muerta

domingo, 30 de enero de 2011
Un "Viaje a Estambul", de Francisco Barrionuevo
VIAJE A ESTAMBUL
Yerebatan Sarnici.
Esos rostros tendidos sobre el agua
esperan bajo las columnas
recostados sobre sus propias manos,
en un profundo sueño. Indican
el lugar al que vamos, atraídos
por su mirada mineral y fría.
Santa Irene.
Mis piernas van por el dolor.
No importa
de qué lugar a otro se dirijan.
Oyen el canto que llama a la oración
del mediodía
y dicen su plegaria en el andar.
Mar de Mármara.
Palabra que a su vez es sílaba
de otra, repetida.
Como un guijarro bota sobre el agua,
una, dos, tres veces,
hasta formar su nombre.
Se extiende hacia su ala
como desde la oruga, la crisálida.
El Bósforo
Constelación de gaviotas que a lo lejos
se muestran excitadas por el paso
de los barcos de pesca que regresan
a Sariyer.
Enloquecen tras ellos,
Y se muestran fugaces a los ojos
del viajero que pasa.
Anadolu Kavagi
Amplio espejo del mar, a ti renuncio.
Ya no quiero llegar a lo más alto:
podría encontrar un ángel o un avión.
Suban, pues, las palabras o los pájaros
por mí.
Que recorra el poema,
en cualquier caso, el resto del camino.
Durante muchos siglos fue la piedra
disuasión eficaz a la amenaza.
Hoy es sólo un señuelo, no la meta
a la que dirigirnos: Anadolu Kavagi.
Kücükaya Sofía
Lo que encontraron servía a sus propósitos
si eran modificados ciertos ejes
y ciertas geometrías que impedían
acomodar el dogma a lo adecuado.
Quedó de manifiesto de esa forma
la decidida vocación de enseñar
la palabra de Dios correctamente
entre sus muros.
Los visitantes
Creen que pueden entrar y alborotar
en aquello que apenas si conocen
encerrando un misterio no entendido.
Pasan dejando lo que opinan
y nada más.
No aprecian del lugar
lo efímero
ni su metamorfosis en lo eterno,
llevándose de ello una partícula.
Hüseyin Aga Medresesi
La foto da certeza de que hubo
un instante en el que con su mano
dio constancia de mí en este lugar
-Voces en una lengua extraña-.
Poco después nos fuimos
cada uno por su lado,
pero yo la llevaba -a falta de ella-,
en la última mirada, la que siempre
se deja en el lugar.
Eminönü Meydani
Gritan las gaviotas por el frío.
¿Es por eso que lo hacen?
Ponemos en sus bocas
palabras que son nuestras, mientras ellas
flotan en el viento y se dejan llevar
a la deriva. No parece
que tengan más propósito que ese.
Aya Sofía
El espacio transforma los sonidos
que hacen los operarios desmontando
el pesado andamiaje.
Durante diecisiete años
permaneció enredada en estructuras
necesarias para paliar sus daños.
Ocultaron, como un niqab, su rostro.
Cementerio de Eyüp
El gato pasa entre las piedras.
Se desliza seguro y confiado
sobre las balaustradas.
Con pereza
va entre turbantes y flores
que dejan en la piedra sus historias,
sus rangos y el recuento de sus hijos.
Indiferente a todo lo demás
se interesa tan sólo por la luz
sin importarle en absoluto
pasear entre los muertos.
Kadin Basi, siglo II d.C.
Traslada hasta nosotros
su belleza inicial y los estragos
de horribles cicatrices en su rostro
que fue dejando el tiempo.
Obliga a separar
horror y complacencia en la mirada.
Gran Bazar
Cree que un pendiente
es algo que se cuelga de una oreja
y nada más.
No entiende que es el fuego que se roba
a los dioses del sitio, de un lugar
al que nunca se vuelve.
Mi esposa ya no desea regalos.
Mi amante en cambio
los espera con glotonería.
Ellas son como el sol que se pone
y el sol que se levanta tras la noche.
Y yo la luna errante que los une.
En completo silencio
toca con la cuchara sus labios
mientras presta atención, sin apartar
los ojos del que habla.
No es posible saber que piensa ahora
ni como acabará la noche.
Quizás ya no recuerde otro tiempo
más que éste.
Vagamente
otra ciudad y otras plegarias
intentan desvelarse en la memoria.
El tiempo nos transforma poco a poco,
como el viento un paisaje, un territorio.
Ningún segundo pudo más que otro,
pero de todos juntos somos
lo que somos ahora, dentro y fuera
de la memoria de otros.
Arcadia impropia
Esta noche éramos nosotros los extraños.
Los que habíamos entrado en una propiedad ajena
sin que mediara título o invitación alguna.
El viento había rolado a noroeste.
Convivíamos con ellos
sin notar de su parte hostilidad alguna.
Incluso sus perros nos aceptaban
sin ladrar ni gruñir a nuestro paso.
El viento del noroeste trajo el frío y la lluvia.
Reproducía en su interior lo embarazoso
de estar en un lugar de otros
aunque no vimos hostilidad en ellos.
Resumen
He visto aquí el dolor
y he visto aquí el amor.
En eso esta ciudad es como todas.
En todo lo demás
es verdaderamente única.
sábado, 29 de enero de 2011
Mil entradas y una salida

viernes, 28 de enero de 2011
En Praga
miércoles, 26 de enero de 2011
Auden y las puyas
lunes, 24 de enero de 2011
Renovación de agobios, pero menos

En la Provenza
SONNET POUR LA BASTIDE LE CHÂTEAU
Bajo el cielo sin fin de la Provenza,
en medio de sus ocres y sus verdes,
por el oro de luz los ojos pierdes
ganando un paraíso que comienza
al alba y no termina, aunque te venza
el sueño anochecido, y no recuerdes
la angustia sempiterna que te muerde.
Olvidas el pesar que teje y trenza
cadenas de dolor, hoy desterradas.
En su lugar, la miel, los higos y una jarra
de vino del país. Besas la vida
en un verano eterno. La chicharra
compone su canzó en las enramadas.
Rodeada de olivos, la bastida.
sábado, 22 de enero de 2011
La afición del viudo

LA AFICIÓN DEL VIUDO
Sellos de colorines, graves sellos
a una tinta tan sólo,
con trajes regionales de la patria,
con aves y científicos de remotas fronteras;
cirílicos, hebreos y latinos,
en céntimos, peniques o florines.
Un álbum en lugar del otro álbum
de las fotos con ella.
Las pinzas, los catálogos, la lupa
mirando lo cercano para olvidar lo ido,
las líneas dentadas de un torpe engranaje
que retrasa la hora de meterse
solo en la cama, más vasta y mezquina,
gélida y repetida de su ausencia.viernes, 21 de enero de 2011
Con Antonio Serrano Cueto

jueves, 20 de enero de 2011
Valentín, de Juan Gil-Albert

miércoles, 19 de enero de 2011
Cesuras
CESURAS
La poesía germánica lo enseña;
también lo corrobora nuestro oído:
lo importante discurre entre cesuras.
Por eso no me importan estas pausas
entre un poema y otro. Los silencios
también tienen su razón y su música.
Como acentos en versos memorables,
los mejores poemas las redimen,
estas lagunas de callada espera
donde -vuelta al principio- acecha Grendel.
sábado, 15 de enero de 2011
Los cielos que perdimos

viernes, 14 de enero de 2011
jueves, 13 de enero de 2011
Un reencuentro

martes, 11 de enero de 2011
Premio
Cantigas y cárceles
lunes, 10 de enero de 2011
Previsiones para el año
domingo, 9 de enero de 2011
Errata (y II)
La pesadilla del genio: que un crítico ensalce su libro como mejorable.
(Véase entrada anterior)
sábado, 8 de enero de 2011
viernes, 7 de enero de 2011
Espacio habitado

Buscando el pasaporte, en aras de una renovación que no sé a qué tierras me llevará, me he topado con estas antiguas versiones, caligrafiadas junto a la transcripción griega de su título y mi posible nombre, en unas hojas en octavo conservadas en un cartapacio. Así, antes incluso de contar con el nuevo cuadernillo de color burdeos, he visitado la Hélade, y la Abdera, la Atenas y la Tesalia de Anacreonte, en documento que a diferencia del rigorista salvoconducto no ha caducado a pesar de los veinticinco siglos transcurridos desde su composición y los cinco lustros que hace que lo romanceara.
Fue Anacreonte (para fijar su vida recordemos que nació al morir Safo) un amigo de la buena vida. En el lote, claro, entra la poesía. Ya fuera a muchachas o a galanes, dedicó sus versos a la belleza, al placer, al amoroso juego.
Aquella revistilla escrita a mano en que recogí estos fragmentos de Anacreonte la titulé Papiro, en parte bajo la égida de Ezra Pound, autor de ese sugestivísimo homenaje a Safo que es su fragmentario poema de idéntico título, “Papyre”. Va por usted, Old Ez.
[1]
Canosas tengo las sienes
y blanca ya la cabeza,
pasó la juventud grata
y tengo viejos los dientes.
El tiempo de vida dulce
que me queda ya no es mucho.
Por eso a menudo lloro
y tengo miedo del Tártaro,
pues horrible es el abismo
del Hades, y hosca la senda
que desciende… A buen seguro,
quien baja ya no regresa.
[2]
Potra tracia, ¿qué es lo que hace
que me mires de soslayo
y huyas cruelmente, creyendo
que nada sé de la vida?
Sabe tú que si quisiera
el bocado te pondría
dominándote con riendas
en las lindes del estadio.
Paces aún por el prado,
libre juegas dando brincos,
que no tienes un jinete
diestro en la doma de yeguas.
[3]
Mozo con mirar de niña,
te persigo y no me escuchas.
De mi corazón conduces
las riendas, y no lo sabes.
[4]
Venga, tráenos, muchacho,
la copa que beberé
de un trago. Diez cazos de agua
y cinco de vino mezcla,
para que, sin excederme,
vuelva a festejar a Baco.
…
Vamos de nuevo, sin tanto
estrépito y griterío:
no bebamos como escitas
el vino, sino brindando
al compás de hermosos himnos.
jueves, 6 de enero de 2011
Con el tiempo

miércoles, 5 de enero de 2011
Cajas

martes, 4 de enero de 2011
Lo fugitivo permanece y dura
SIEMPRE ME SENTÍ PROVISIONAL
Siempre me sentí provisional,
igual que un campamento de gitanos
o el agua que anegando los sembrados
escapa, abandonando luego el mar:
las nubes que se forman y al pasar
se enredan en posibles, hoy soñados
que mañana se olvidan. Yo no amo
nada que se obstine en perdurar.
Saber que uno se acaba es el alivio
que hace este viaje llevadero.
Que todo vive porque está difunto
lo mismo que del caos nace el mundo
y sólo en lo pequeño está lo entero.
El viejo muere porque nace el niño.