Aunque el rey Llywarch "El Viejo" perteneció al siglo VI y tuvo por contemporáneos a Urien de Rheged y al bardo Taliesin, estos poemas son en realidad del siglo IX. Las estrofas son englynion. Más sobre todo esto en Los siglos de la luz (editorial Berenice), donde sugiero que este ciclo de poemas está en el origen del tema del cuerno y el héroe del Cantar de Roldán (o como quiere Luis Alberto de Cuenca desde que tuvimos aquel infausto Director General de la Guardia Civil, Cantar de Rolando).
La versión es directa del galés (no es mérito mío, sino del joven que fui), y resultado además del cotejo de las ediciones y traducciones al inglés de Sir Ifor Williams, Patrick K. Ford y Jenny Rowlands.
POEMAS DE LLYWARCH HEN
–Antes de que encorvara, era un gran orador:
eran admiradas mis hazañas;
los hombres de Argoed siempre me apoyaban.
Antes de que encorvara, era osado.
Era bienvenido en las salas de libaciones
de Powys, paraíso de galeses.
Antes de que encorvara, era brillante;
mi lanza era la primera en el combate.
Estoy gacho, estoy torpe, estoy enfermo.
Bastón de madera, es otoño.
Está rojo el helecho, amarillo el rastrojo;
he renunciado a lo que amo.
Bastón de madera, es invierno.
Parlotean los hombres mientras beben;
nadie visita mi cabecera.
Bastón de madera, es primavera.
Están pardos los cucos, es claro su canto.
No me ama una doncella.
Bastón de madera, es verano.
Está rojo el surco, crespos los brotes.
Me apena mirar tu pico.
Bastón de madera, firme rama,
sostén a un viejo anhelante:
Llywarch, el tenaz charlatán.
Bastón de madera, dura rama,
Dios, que ampara, me acogerá.
Fiel acompañas mis pasos.
Bastón de madera, sé amable;
sostenme mejor aún.
Yo soy Llywarch el locuaz.
La vejez se burla de mí
desde mi pelo a mis dientes
y el bulto que ama la juventud.
La vejez se burla de mí
desde mi pelo a mis dientes
y el bulto que aman las mujeres.
Viento borrascoso; blancura
en los tocones; ciervo bravío, loma pelada;
un viejo débil, lentos sus pasos.
Esta hoja, el viento la lleva.
¡Ay de su suerte!
Es vieja, y nació este año.
Lo que amé desde joven ahora odio:
doncella ligera y fogoso caballo
ya no encajan conmigo.
Las cuatro cosas que odié más
me han sobrevenido a un tiempo:
tos y vejez, enfermedad y tristeza.
Estoy viejo y solo, enfermo y frío;
mi techo era muy noble,
estoy abatido, totalmente encorvado.
Soy un viejo encorvado, un necio cascarrabias,
soy un estúpido, soy un huraño.
Los que me amaron no me aman ya.
No me aman las doncellas, nadie me visita,
no puedo salir a pasear.
¡Ah, muerte no tengo!
No tengo descanso ni alegrías,
muertos ya Llawr y Gwen;
estoy viejo e irritable, estoy viejo.
Miserable es la suerte de Llywarch
desde la noche que nació:
largas fatigas sin respiro.